Por .Nuria Ventura
Un París diferente, con diferencia
París llamada la “Ciudad de la Luz”, porque -según una de las versiones- el Rey Luis XVI ordenó colocar unas 3.000 linternas por sus calles para evitar riesgos a los ciudadanos en las noches parisinas, así pasó a ser la primera ciudad europea en tener alumbrado público.Otra leyenda dice que este calificativo viene dado por la luminosidad que desprendían las piedras de algunas edificaciones, sirviendo de orientación a los viajeros que se dirigían a la ciudad.
Personalmente ParÍs es la capital de las mil luces que reflejan mil colores.
La meteorología es totalmente imprevisible. Por las mañanas antes de asomarse a la ventana nunca sabremos el tiempo que nos espera. Mirando hacia la calle, hojas húmedas pegadas a la calzada nos dicen que ha estado lloviendo hasta no hace mucho. Alzando la vista hacia el cielo nubes grisáceas y compactas amenazan nuevamente con agua, pero en la mayoría de ocasiones se vislumbra un atisbo de claridad que hace que la ciudad cambie de color.
A medida que transcurre el día éste puede pasar de un sol radiante, a una espesa nubosidad que da paso a una llovizna, o bien a un gran aguacero, por tanto el paraguas o la capelina forman parte de los complementos de la vestimenta parisina.
La mayoría de viviendas son de alquiler a un nivel alto. Se trata de pequeños apartamentos compuestos de una pieza principal que sirve de comedor, salón y mini cocina. Una habitación de matrimonio, y un baño. En otros la pieza principal también se utiliza como dormitorio.
La ciudad está dotada de una buena red de transporte público, cuenta con 16 líneas de metro que llegan a todos los distritos cuyos trenes pasan cada dos minutos en las horas punta. Aunque sea uno de los más grandes de Europa en cuanto a recorrido, carece de accesibilidad a parte de las escaleras. Casi todas las estaciones no cuentan con escaleras mecánicas ni ascensores, haciendo inviable su acceso a personas discapacitadas.
Este medio de transporte es un reflejo de la multiculturalidad con la que cuenta la capital. Prestando atención a los viajeros vemos que no son tan distintos a los de otras ciudades. A primera hora de la mañana cuando se trasladan a sus trabajos y colegios, observando sus distintos rostros se puede predecir su estado de ánimo en aquellos momentos. Unos de alegría y satisfacción, otros de conformismo, y muchos somnolientos. Ojos perdidos en la lejanía, observadores y captadores de lo que hay alrededor.
En los bulevares yendo hacia el centro, el comercio está más que explotado, tiendas de confección intercaladas con bazares, bares uno casi al lado del otro, cafeterías-panaderías-pastelerías en un sólo establecimiento, es con lo que nos encontramos en nuestro camino.
Otros destinos icruceros
Llaman la atención unos pequeños coches públicos instalados en distintos puntos de la ciudad, accesibles mediante una tarjeta especial para diez viajes, la cual una vez validada y dando la clave facilitada se desbloquea el coche quedando disponible para circular. No se puede salir de la ciudad. Una vez utilizado no es necesario devolverlo al lugar de salida, hay zonas en distintos puntos de la capital reservados para su aparcamiento.
En los lugares de mayor interés turístico se forman largas colas para acceder a su interior. En cierta manera tiene una ventaja, pues permite recrearse en sus exteriores. Por ejemplo, las gárgolas de Notre Dame son todas distintas, representando figuras misteriosas de animales, monstruos y demonios.
También tienen su leyenda. Cuando Juana de Arco fue quemada en la hoguera, las gárgolas despertaron arrasando la ciudad por la noche.
Es recomendable visitar la Sainte-Chapelle situada al lado del Palacio de Justicia. Se trata de un estrecho edificio de estilo gótico que se construyó para alojar las reliquias de la Pasión de Cristo, su interior casi hace derramar alguna lágrima por su belleza. Alrededor de la pieza principal y en vertical, finas vidrieras por las cuales, y en un día despejado, entran rayos de luz haciendo resaltar sus múltiples colores y las escenas grabadas del Antiguo y Nuevo Testamento…
