NAVEGANDO HACIA DUBAI

vehículos 4×4

Ese día navegamos toda la mañana, con lo cual pudimos dormir un poco más y tomar el sol en cubierta.
Al ser el penúltimo día del crucero, en el barco se notaba ya bastante trajín.
Nosotros nos dividimos las tareas, mientras mi marido iba a la reunión con nuestra asistenta de crucero para que se entregasen las etiquetas de las maletas, yo en el camarote las iba haciendo.

Comimos pronto y a las 14.30 horas desembarcamos de nuevo en Port Rashid.
El calor de ese día era sofocante. En la misma terminal se encontraban el Big Bus,taxis,

Contratamos esta excursión al desierto por nuestra cuenta desde casa con la empresa Net Tours. Tras hacer las presentaciones (siempre en esta excursión en ingles), subimos al 4×4, en el cual se agradecía y mucho el aire acondicionado y nos dispusimos a ir a recoger a nuestros compañeros de viaje, un matrimonio alemán con dos niños.

Aproximadamente a las 15.00 horas hicimos una parada técnica a la entrada del desierto. Allí nuestro chofer se encontró con otros vehículos de la misma empresa y se dispuso a quitar aire a los neumáticos para poder realizar el rallye por la arena y las dunas.
El calor era ya insufrible y hasta los tubos de escape de los propios vehículos se convirtieron en un verdadero suplicio. Una vez todo listo empezó nuestra aventura.

4×4 con nuestro chofer

Tengo que ser sincera y decir que al principio ni vi lo que ocurría. Al notar el traqueteo del 4×4 mi cerebro mando la orden de cerrar los ojos y agarrarme fuertemente a cualquier saliente del propio vehículo. Claro, todo esto entre las chanzas y risas de mi marido y los demás compañeros de viaje.

Nuestro chofer seguía saltando las altas dunas cual surfero con las olas.
Al rato paramos en medio del desierto. Ahí entendí la actitud de nuestro Papa cuando besa el suelo al descender de un avión.
Bromas aparte, la temperatura era increíblemente mas baja, la arena incluso estaba fresca y era de un color rojizo especial y de una textura suave y fina. Allí hicimos fotos, la gente se tiraba por las dunas y fueron parando los demás vehículos de la empresa para ir todos juntos formando una caravana.
A lo lejos se veían muchos mas vehículos saltando por las dunas del desierto.
Tras abastecernos de agua fresca seguimos ruta.
Ya más tranquila, hasta pude abrir los ojos y disfrutar de las piruetas. Me había convertido en una intrépida pasajera y hasta me asombre de que cada vez me divertía más.
Así estuvimos hasta las 18.00 horas, cuando casi al final del trayecto toda nuestra caravana paro para ver el atardecer. La paz, el silencio y los colores de ese momento del día fueron de lo mejor de la excursión.
De repente, el sol, como una gran bola roja, se oculto tras las dunas y nos encaminamos al campamento.Este era el típico del desierto, en el que había un poco de todo. Bebidas frescas, te, sishas humeantes, halcones y camellos, tienda de souvenirs, taller de henna y, cómo no, danza del vientre.

Danza del vientre

Seguimos a nuestro olfato y este nos guio a las barbacoas donde se estaba preparando la cena.Esta consistió en un poco de todo, lógicamente especialidades de cocina árabe, y después de tantas emociones y ya relajados, diré que cenamos como verdaderos jeques del desierto.
Después, ya imbuida en el ambiente, me hice un tatuaje de henna y para terminar bien la pequeña aventura nos tomamos un te acompañado de una sisha.Como dice el refrán «donde fueres, haz lo que vieres».

especialidades de cocina árabe

A las 22.00 horas la excursión toco a su fin.
Nuestro chofer nos recogió y volvimos al puerto.
Todo resulto genial y muy bien organizado (excursión completa 110 euros los dos).

Una vez en el barco, el cual esa noche era como un hotel ya que estaba anclado en Port Rashid y se encontraba prácticamente vacio, nos dimos una ducha, nos cambiamos de ropa y nos dispusimos a coger un taxi para ir a Madinat Jumeirah, centro comercial que ya conocíamos de día y que queríamos visitar de noche, ya que posee unas vistas del Burj al Arab magnificas y terrazas de cafeterías y pubs con muy buen ambiente

unas vistas del Burj al Arab magnificas y terrazas de cafeterías y pubs con muy buen ambiente.

El taxi hasta allí nos costó 13 euros, por volver solo 8.Esta diferencia es porque los taxis que están dentro del puerto, ya solo por eso te cobran 20 dírhams, mas luego la carrera. Al llegar a Madinat Jumeirah escogimos una terraza para tomar algo con vistas al emblemático hotel, el cual estaba precioso cambiando cada poco tiempo su juego de luces.

La temperatura era ideal, el ambiente buenísimo y todo lo que nos rodeaba era un verdadero lujo, ¿que mas podíamos pedir?.

Lástima que ya tocaba a su fin.